RE CONEXIÓN
- Pablo Mauricio Bustamante Salinas

- 4 oct
- 1 Min. de lectura
El tiempo se constituye en el mayor verdugo de la memoria. Inevitablemente, los segundos, minutos y horas desbaratan hasta las más nobles intenciones de conservación. La batalla contra el olvido, en ocasiones, se siente como algo perdido y hasta innecesario.

Sin embargo, con una rebeldía inesperada, en medio del destierro de recuerdos emergen pequeños hilos brillantes: trazas de memoria que constantemente corren el riesgo de diluirse, pero que, en condiciones particulares, pueden llegar a jalarse para saber si forman un ovillo.
Estirar, enrollar, proteger. Estirar, enrollar, proteger… Un ciclo que se repite hasta que la maraña empieza a tomar forma. Los hilos de memoria pueden conservarse solo si más de una persona se empeña en la labor. Este ovillo es un brillante recordatorio de que, en medio del olvido, se mueve un arrebato de memoria colectiva, un vínculo que conecta y re conecta a sus dueños. De él afloran las sensaciones de que el tiempo no pasa, de que la distancia es superable, y de que, en algunas situaciones, las emociones entre humanos se sienten igual que antes, aunque los años y las brechas quieran hacer parecer que no.
Tras la re conexión, el ovillo se desenreda nuevamente. Un hilo brillante vuelve a cruzar el mundo, el tiempo, la memoria. Desde sus extremos, unas manos lo sostienen con la esperanza de no soltarlo hasta que vuelva a ovillarse.



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